LA PERVERSIDAD DE LOS PLURINOMINALES

POR: HÉCTOR PARRA RODRÍGUEZ

Lunes 30 de enero de 2017.- Previo al proceso electoral federal del 2018, en el que habrá de renovarse la Presidencia de la República y las dos Cámaras, los partidos políticos vuelven a retomar la promesa incumplida del Presidente Enrique Peña Nieto, de reducir la nómina de los diputados plurinominales.

Vuelven a presumir que es necesario bajar el número de los 200 diputados federales plurinominales, por los cuales nadie vota, pero todos cobran igual que aquellos que ganaron la elección directa. Todos disfrutan de las prerrogativas que da el cargo de diputado, incluso de los “moches”.

Sin embargo nadie habla de cambiar las reglas para volver a la esencia de los diputados de partido, aquella que pervirtieron para abrir  la puerta de par en par, para que lleguen a la legislatura los leales a las cúpulas, los compadrazgos, los siempre subordinados, los de siempre sin dar oportunidad a otros miembros de los partidos políticos; y las minorías se quedan con los menos curules, las mayorías se reparten el mayor número; eso es perversión.

Habrá que recordar cuáles fueron los orígenes de la figura popular de la representación proporcional, nacida a mediados del siglo pasado para que accedieran las voces minoritarias de las corrientes políticas a la Cámara de Diputados y se pudiera expresar el rico mosaico de voces y no solo de aquellos militantes de partido que obtenían los triunfos por la vía de la elección directa.

Los tiempos cambiaron y los políticos se pervirtieron aún más, así que no solo aumentaron desproporcionadamente el número de diputaciones uninominales, nacieron las plurinominales que llegaron al extremo de 200 curules -los primeros apenas fueron 34 en 1964- diputadas y diputados por los cuales nadie votó, pero que tranquilamente acceden a las arcas públicas. Desnaturalizaron la figura de la representación proporcional, de tal suerte que esas diputaciones se reparten entre los que obtienen más votos, no solo para aquellos que no lograron posicionarse política y electoralmente en la sociedad –las minorías- pero que resulta necesario que accedan a la tribuna para expresar esa pequeña corriente política. Total que bajo la perversión los mismos legisladores federales autorizaron sendos abusos y los “chiquillos” siguen rezagados en todos los sentidos.

A mayor abundamiento de la perversión, la figura de la representación proporcional la llevaron al Senado de la República, no les bastó con la primera minoría, no, crearon la representación  proporcional que no representan a  ninguno de los estados. La teoría del estado nos dice que el ente político y jurídico del estado, se representa por tres elementos fundamentalmente; territorio, población y legislación, por supuesto el gobierno. Por lo tanto no puede existir una representación  proporcional de nada; la formula que gane la mayoría relativa debe ser la única que representa al estado que corresponda. Perop no, nuestros políticos no tienen llenadera y crearon una apócrifa figura legislativa en el Senado -32- que cobran muy bien y no representan a ningún estado, dado que acceden por listas, que de tontos nada tienen.

Si los legisladores no se apuran en las pretensiones de reducir el número de legisladores plurinominales, que además bajarían el gasto gubernamental, aunque aprueben la reforma constitucional podría no entrar en vigor para el proceso electoral del 2018, puesto que la misma Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en su artículo 105 fracción II, establece un término de 90 días antes de que inicie el proceso electoral, para entrar en vigor; de lo contrario no serán vigentes; sería entonces hasta las elecciones del 2021, y seguiríamos teniendo 200 diputados “pluris” en la siguiente Legislatura Federal, y los senadores gozarían de seis años. Esperemos no sea un distractor y vuelvan a engañar una vez más al pueblo de México.

 

Van tan lentos los actuales legisladores en esta pretensión que todo hace suponer se trata de entretención legislativa, no estarán aprobando las reformas oportunamente. Tampoco han hablado de cambiar las reglas de asignación, de tal manera que seguirían siendo premios para los disciplinados de las camarillas. Será entonces otro elemento más de hartazgo de los mexicanos en contra de la clase política que solo buscan su propio beneficio y no el del pueblo al que dicen representar y por el cual se “desgarran las vestiduras”, gastándose el erario, son capaces de delinquir en nombre del pueblo para después huir descaradamente. Y el efecto Trump mucho les está ayudando para distraer la atención ¡Ya basta de perversiones!

 

 

 

 

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