Los datos fueron recabados a través de la investigación “Empresas, empresarios e industrialización en Querétaro durante el Porfiriato”.
“La entidad registró una tendencia hacia los bienes y servicios durante la época del Porfiriato con poca actividad industrial, que significó un escaso desarrollo económico para la región”, aseguró el Dr. José Óscar Ávila Juárez, profesor investigador de la Facultad de Filosofía (FFi) de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ).
Por medio de su investigación “Empresas, empresarios e industrialización en Querétaro durante el Porfiriato”, el académico descubrió que durante esta época se potencializó el mercado Centro-Norte a través de las vías de ferrocarril, detalló; los empresarios locales se dedicaron al comercio de abarrotes, misceláneas, vinos y licores, hoteles, balnearios, renta de bicicletas, telégrafos, tranvías urbanos, entre otros.
En el ámbito industrial, las unidades de producción fueron pocas; por ejemplo, hubo fábricas de cerillos, de cerveza y de hielo, mientras que en otras partes del país crecía la concentración en dicho rubro.
Querétaro, por ser un lugar crucial y estratégico en su ubicación geográfica, tenía acceso al mercado de la Ciudad de México; además, estaba en posibilidades de exportar a la Región Bajío y Norte del País.
Durante este periodo, revivió la agricultura queretana a través de las semillas, se distribuían en mercados regionales del país. El sector llegó a crecer mil por ciento desde la llegada del ferrocarril, ya que los empresarios queretanos consideraban este tipo de actividad como segura.
El negocio más destacado de la época fue la Compañía Hidroeléctrica Queretana, fundada en 1903; en cinco años, ésta triplicó su inversión inicial, alcanzando un capital de un millón de pesos.
Sin embargo, para el historiador lo preocupante fue que, por más que Querétaro contaba con un cruce de dos ferrocarriles que conectaban con todo el país e incluso el mercado exterior, no existía desarrollo industrial atrayente en la entidad.
“Querétaro se ha caracterizado -desde un punto de vista histórico- por tener una vocación de bienes y servicios muy marcada, no tanto industrial; porque si hablamos de la industria primigenia como estaba sucediendo en otras partes del país, Querétaro no llevó a cabo ese proceso de desarrollo económico. La Revolución Mexicana vino a interrumpir un cambio que tal vez iba a madurar ese desarrollo industrial”, puntualizó.
Desde el Virreinato, la entidad se caracterizó por ser un centro manufacturero de corte tradicional, con poca tecnología en el uso de mano de obra y con escasez de capital para invertir.
La industria moderna apareció con la instalación de la fábrica de Hércules; ésta empleó tecnología y generó los procesos productivos de vanguardia con recursos humanos diversificados.
El académico concluyó que en Querétaro había un tipo de empresario muy conservador y poco innovador, puesto que en aquella época, invertir en la industria se consideraba riesgoso; “los patrones eran muy cautelosos con su dinero, sí invertían, pero sólo en lo seguro. Eran conciliadores, requisito para ser empresario exitoso en el siglo XIX”, puntualizó el catedrático.
El Porfiriato queretano comprendió los años de 1882 a 1911; durante este periodo, se mantuvo la firme idea de impulsar el progreso y el desarrollo del país mediante la industrialización.