¿UNIRÁ O DIVIDIRÁ AL PRIISMO LA XXII ASAMBLEA NACIONAL?

POR: HÉCTOR PARRA RODRÍGUEZ

Lunes 31 de julio de 2017.- El priismo nacional llegará dividido a su XXII Asamblea Nacional, debido a la “rebatinga” de las candidaturas, como suele suceder en cada proceso electoral. Ahora se ha evidenciado más esa división por el inminente rompimiento de los condados que solo dan acceso a las candidatura a unos cuantos.

Los priistas temen enfrentar democráticamente las decisiones, acostumbrados al férreo control de uno cuanto desde siempre; por eso no quieren que lleguen a las candidaturas aquellos que no haya ocupado cuadros “distinguidos” o haya ocupado cargos de elección popular; para esta “casta” están destinadas las candidaturas. El resto de la militancia tendrá que seguir igual, resistir la carga de súbditos de la “casta gobernante”.

Por esos los priistas no han decidido –desde la casa de los Pinos- cuáles serán las reglas para acceder a los cargos de elección popular y esperan la decisión presidencial. Temen la llegada de José Antonio Meade Kuribeña, que no es priista; o la del Dr. José Ramón Narro Robles; y así sucesivamente.

Antes del día de la Asamblea, que será el próximo día 12 de agosto, llevarán a cabo los trabajos previos durante los días 9 y 10, en cinco mesas de trabajo. Así se resolverá el fondo del asunto; la Asamblea simplemente será el requisito político que establece la normatividad de los Estatutos para llegar a reforma de sus normas internas, para que posteriormente sean validadas por el INE. En las mesas trabajarán la Visión de Futuro; Rendición de Cuentas y Ética, tema por demás escabroso después del “virus” de la corrupción que traen en sus genes muchos priistas que solo buscan el poder para enriquecerse y los ejemplos están a la vista; en otra de las mesas de trabajará en la Declaración de Principio, aquello que nadie sabe ni practica, pero es requisito legal de todos los partidos políticos; lo mismo sucede con el Programa de Acción, que luce muy bien en la letra, pero solo queda ahí; por último, la Mesa –con mayúscula- de los Estatutos, en donde se encuentra la clave para abrir  el camino a candidatos sin militancia o seguir encerrados y que solo las cúpulas puedan continuar con el acceso exclusivo para unos cuantos.

Claro que la apertura a las candidaturas “ciudadanas” también es un mito en las filas del priismo; quienes tienen el poder decisorio de las candidaturas, las otorgan a placer a sus allegados, rompiendo con los supuestos “candados” y se inventan documentos falsos que les permite llenar cualquier requisito; por el contrario, limitan a muchos aspirantes que desean acceder por métodos democráticos y no se los permiten, como aquel requisito de conseguir las firmas de los líderes de Sectores, estos solo las estampan previa autorización de quien decide la suerte de la candidaturas. Qué decir de reunir el requisito de estar al corriente en el pago de sus cuotas partidistas, los secretarios de finanzas del PRI, solo otorgan las constancias a los “bendecidos”. Todas estas trampas son un verdadero obstáculo para la democracia interna de los priistas y de ellas nada se dice.

En los días previos a la Asamblea Nacional, en las cinco mesas de trabajo, ahí se decidirá parte del futuro del PRI, quien en estos momentos –según las encuestas- ocupa el tercer lugar en la preferencia de las encuestas como partido, sin candidato; y para los especuladores de las mismas encuestas, con presuntos candidatos también se va al tercer lugar. Dicen que Morena, con su candidato Andrés Manuel López, hoy en día va a la cabeza de las encuestas. Pero ya sabe, así le ha estado en las tres últimas elecciones y Amlo termina perdiendo en las urnas. Por eso nada confiables son los resultados de las encuestas, salvo para entretenerse y dedicarse al oficio de la especulación política y periodística. Sin embargo puede afirmarse que el priismo verdaderamente sí se encuentra dividido desde la cúpula hasta los seccionales; sobre todo con muchas de sus dirigencias estatales y municipales, que llegan por “dedazo”, entre ellas la nacional y dan muestra de lo obtusas que llegan a ser, miopes que solo logran ver lo que tienen enfrente y olvidan la perspectiva.

Qué decir de las últimas elecciones en las que el PRI ha perdido gubernaturas y presidencias municipales, como un claro signo del hartazgo de muchas de sus políticas y de sus políticos; en los dos últimos procesos electorales, del 16 y 17, el electorado ha volteado a ver otros opciones, aunque al paso del tiempo terminen igual de decepcionados, dada la naturaleza de la clase política que tiende a la ineficiencia y a la corrupción. El PRI gobierna menos de la mitad de los estados y en la estructura burocrática de estos siempre encontraba el “ejército del voto duro” que le ayudaba con toda la estructura electoral. Cierto que aún tiene fuerza electoral, más nunca como en el pasado; y es que sigue ganando elecciones como en el Estado de México, triunfo que quieren arrebatarle en la mesa de la negociación bajo el mando de la Sala Superior del TRIFE, al igual que con Coahuila y todo por el rebase de los gastos de campaña. Y el PAN, mientras tanto sigue creciendo en las preferencias, al igual que Morena. Nada está escrito, todo puede cambiar.

El PRI sigue teniendo fuerza  electoral, menguada pero al fin fuerza que pudiera verse disminuida aún más con las divisiones internas y correr la misma suerte que en el 2000, en donde el TUCOM –Todos contra Madrazo-, se hizo cargo de que perdiera el PRI, antes que Roberto Madrazo Pintado ganara la elección presidencial. Muchos gobernadores y políticos de este partido operaron en su contra para que perdiera. Así le obsequiaron la presidencia a Vicente Fox: al PAN ¿Se acuerdan de aquella frase de “Dale un madrazo al dedazo? Parece que hoy se vuelve a repetir la misma historia. Si el PRI no logra la unión que necesita para reposicionarse el próximo proceso electoral, está condenado a perder no solo la Presidencia de la República, también la mayoría en las cámaras. Sin embargo, los que buscan afanosamente los cargos plurinominales, parece importarles poco si el PRI pierde, con tal de que esa “casta” siga abrevando de las arcas públicas y gozando del poder público, disminuido, sí, pero poder a fin y al cabo ¡La ambición no tiene límites! Todo es hasta ahora una incógnita el resultado que arrojará la XXII Asamblea Nacional, aunque los aventurados ya dan su veredicto: unos en pro y otros en contra; mas nadie sabe bien a bien cuál será el verdadero destino político electoral de los priistas.

 

 

 

 

 

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