PRIMERO DE MAYO EN EL OLVIDO
POR: HÉCTOR PARRA RODRÍGUEZ
Con el paso del tiempo todo tiende a olvidarse y eso sucede con el día primero de mayo, fecha en que se conmemoran las matanzas de obreros que se sacrificaron a fin de que la clase trabajadora empezara una nueva era ¡La gran mayoría de mexicanos solo sabe que es día de asueto!
Por todos los medios de comunicación, redes sociales y informativos impresos y electrónicos, solo refieren a un fin de semana largo en el cual no se trabaja el lunes porque así está establecido en la ley ¿Las razones de ello? A nadie importa después de poco más de un siglo.
A finales del siglo XIX, los movimientos obreros empezaron a surgir debido a los abusos que cometían los empresarios, con el apoyo de los gobierno, la clase trabajadora era cruelmente explotada. En los Estados Unidos de Norteamérica, en la ciudad de Chicago, Illinois, iniciaron los primeros movimientos huelguísticos en protesta por las largas jornadas de trabajo, hasta de 18 horas; simplemente pedían mejores condiciones de trabajo, mejores salarios y reducción de la jornada a 8 horas.
Ante los paros o huelgas de trabajadores por razón de tanto abuso que cometían -en colusión- los capitalistas con el gobierno, empresarios y autoridades arremetieron en contra de los trabajadores, privando de la vida a varios huelguistas; otros fueron procesados y unos más condenados a muerte. El “statu quo” no podía ser alterado. Hubo más muertes de obreros y nadie se inmutaba. La revolución industrial en su apogeo.
Sin embargo al paso del tiempo las luchas de los asalariados dieron resultado e inició una nueva era; aunque tibiamente los derechos laborales empezaron a surgir de manera incipiente y la jornada laboral se logró reducir por orden presidencial, allá en los Estados Unidos de Norteamérica. En México, sin embargo las cosas no eran distintas.
Durante el porfiriato los empresarios, también coludidos con los gobiernos, tanto federal como de los estado, permitían toda clase de vejaciones, abusos en agravio de la clase trabajadora. Eran –y muchos siguen siendo- los esclavos de la revolución industrial.
Fue en el año de 1906, cuando en las minas de Cananea, Sonora, empresarios norteamericanos hicieron algo semejante a lo sucedido en Chicago. Ante los reclamos de los trabajadores mineros, un grupo de “rangers”, traídos exprofeso para combatir a los huelguistas, asesinaron a varios de los trabajadores. Una invasión consentida por los gobierno tanto federal como del Estado de Sonora. La clase obrera seguía siendo sobreexplotada, simplemente reclamaban condiciones humanas de trabajo y jornadas laborales de 8 horas, además de mejores salarios, empleados norteamericanos ganaban más del doble que los mexicanos; a cambio de los reclamos recibieron balazos y muerte.
Poco tiempo después lo mismo sucedía en la industria textil en Rio Blanco, Veracruz. Semejante fue el “modus operandi” de quienes ostentaban el poder sin límites, el gobierno y los grandes empresarios asesinaron a varios trabajadores. La estabilidad laboral estaba antes que la vida de cualquier trabajador. Estas, entre otras causas, dieron origen a la revolución de 1910, que trajera como consecuencia la generación, por primer vez a nivel mundial, de los derechos sociales plasmados en la Constitución de 1917.
Y así poco a poco se fue generando un nuevo estatus para la clase trabajadora. De ahí que se haya fijado en muchos países en el mundo como el día para conmemorar el día del trabajo. Salvo en Estados Unidos y Canadá, quienes lo “festejan” en el mes de septiembre; dicen que fue en razón a no privilegiar, desde entonces, el triunfo de la clase trabajadora, a quienes por supuesto acusaron de anarquistas, socialistas y comunistas.
Entonces surgieron y crecieron los derechos de la clase trabajadora; posteriormente, por medio de los sindicatos los derechos colectivos se vieron favorecidos. Sin embargo, la corrupción no pudo alejarse de los movimientos obrero-patronales, solo que ahora se coludían autoridades, empresarios y líderes sindicales para corromper muchas de las prestaciones laborales; y los líderes sindicales se enriquecieron a “costillas” de los trabajadores, sea por medio de las cuotas, sea por que venden los contratos colectivos.
Las coas no podían quedarse sin cambiar, como suele suceder. Solo que en esta ocasión los que se dicen “representantes populares”, poco a poco empezaron a minar esos derechos laborales por medio de reformas legales, poco a poco han ido protegiendo, una vez más, a la clase empresarial, con la justificación legal de la competencia, la calidad y la competitividad para obtener mejores salarios, debido a que nuestra economía se encuentra sumergida a la economía mundial de la descarnada competencia del libre mercado. Había que abrir de nueva cuenta las fronteras a la inversión extranjera e “inyectara” miles de millones de dólares a cambio de reducir derechos a los trabajadores; total, que los mexicanos sigan ganando míseros salarios. Baste ver las reformas a la Ley Federal del Trabajo, promovidas en el sexenio de Felipe Calderón y consolidadas en el inicio del mandato de Enrique Peña Nieto ¡Culpa de los legisladores!
Mucho se puede escribir sobre el origen del primero de mayo y mucho se continuará narrando. Este año la conmemoración a la que convocaron los líderes sindicales, fue para encerrar a una parte de la clase trabajadora en un desayuno, ya sin alusiones abiertas a la sociedad sobre la oleadas de vejaciones a los derechos de trabajadores; tal y como se hacía año con año, con pancartas de consignas de los trabajadores haciendo del conocimiento público violaciones de contratos, despidos injustificados o el mal servicio médico a que nos tienen acostumbrados en el ISSSTE o el IMSS.
La justificación de la Alianza de Sindicatos –que no de los trabajadores, era preservar la paz ante la amenaza de posible violencia como la sucedida el año pasado ¿Conocerán estos líderes el cómo se lograron los derechos laborales de los que hoy gozan y disfrutan? ¡Fue con violencia! No se entiende la conducta sumisa de los “líderes sindicales”.
Este primero de mayo pasó inadvertido; la clase trabajadora no pudo manifestarse de manera pacífica; literalmente fueron encerrados. Lo más lamentable que, con el paso del tiempo, ya nadie recuerda las causas que dieron origen a la conmemoración de esta memorable fecha. La vida que ofrendaron algunos trabajadores para conseguir el reconocimiento y respeto de derechos humanos y laborales, poco a poco se ha ido diluyendo; de seguir así, terminará por desaparecer y quedar en el olvido total ¡Solo esperamos que la cruenta historia no se repita!