AUTO DESTRUCCIÓN PERREDISTA
POR: HÉCTOR PARRA RODRÍGUEZ
Sin duda que algunos perredistas trabajan mucho para conseguir su auto destrucción, entre ellos Miguel Barbosa, senador por el PRD. Alejandra Barrales lo removió de la coordinación de la bancada y aquel de inmediato formó otro grupo político al interior del Senado, con la mayoría de perredistas.
La disputa por el poder en el interior del Senado y los recursos públicos que ahí obtienen, dio pauta a una lucha sorda que concluyó en lo que todos sabían, que varios senadores solo estaban de membrete en el grupo parlamentario perredista, ya no pertenecían a su partido: el PRD; todo por obtener dinero público por medio de las prerrogativas.
La lideresa perredista Alejandra Barrales, tuvo que regresar al senado para aumentar el reducido grupo; de 19 que iniciaron, ya solo quedan 8 y al frente de la coordinación la senadora Dolores Padierna, a quién rechazó la mayoría. Barbosa amargamente se quejó por el arribo de su lideresa Barrales a la senaduría. Alejandra confirmó lo que de hecho ya sucedía en la “fracción”: que varios de ellos estaban encubiertos de “Morenos”. Cobraban toda clase de prerrogativas como perredistas y tomaban acuerdos que ya no coincidían con la voluntad del perredismo, como el apoyo adelantado a la candidatura de Amlo.
Tan cínica era la disidencia senatorial en el interior de la bancada perredista, que el mismo martes –día de la rebelión- por la noche los se reunieron con su verdadero líder –Amlo- para incorporarse de lleno a su adelantadísima campaña a la Presidencia de la República.
Alejandra Barrales se ve más debilitada, sin embargo era lo mejor que pudo sucederle a la bancada de perredistas en el Senado, dejar a un lado las simulaciones y traiciones, expulsando a quienes se ostentaban y decidían en nombre del PRD, cuando que ya no había nada que los ligara al partido que les dio la senaduría, sobre todo al poblano Barbosa que llegó por medio de la representación proporcional. Así se cuecen las traiciones. Dice el dicho popular: “más vale una colorada que cien descoloridas”.
Es lamentable lo que se sucede al PRD, partido que nació de la disidencia priista como oposición a los abusos de poder; al paso de los años volvieron a caer en lo mismo, el grupúsculo que se apoderó de la cúpula siguió usufructuando las mieles del poder, mientras que la gran mayoría continúa en espera del cambio que ofrecieron desde entonces. Un partido acaparado por las “tribus” que se reparten las migajas que recogen en el camino. La ambición de Amlo los desmembró hasta dejarlos en pequeños pedazos dispersos.
Lo curioso que la escisión perredista propiciada por Andrés Manuel López Obrador, es la misma historia de -5 de mayo- 1989, cuando un grupo de priistas, junto con otros de izquierda, deciden unir fuerzas para derrocar electoralmente al PRI, cosa que no sucedió. 28 años después, uno de aquellos que promovió la salida de muchos priistas, vuelve a repetir exactamente lo mismo; regresa la historia, genera la escisión para crear otro partido con la misma militancia, ahora el partido es “de Amlo”, lo que antes no logró. Nuevos ilusos lo vuelven a seguir al igual que hace casi 30 años. Amlo ha causado un severo daño al partido político que prometió hace 28 años cambiar a México ¡La izquierda se desmorona!
Los senadores disidentes de su ex partido –aunque Barbosa dice seguir siendo perredista- decidieron constituir un grupo político ajeno a las fuerzas que existen en el Senado, un grupo “independiente” que les sirve para exigir lo que les corresponde, dijo el senador Morón. Barrales afirmó que ya mandaba Amlo en el grupo del Senado, que incluso enviaba a su hijo con instrucciones precisas de qué hace o qué no hacer. La lideresa por fin se sacude a los traidores y mentirosos. Con menos carga de “sanguijuelas”, continúa su rumbo con la esperanza de que su partido no se vaya de las manos en el camino.
Para colmo, antes de abandonar la bancada perredista, Barbosa, había difundido -a hurtadillas- la información del costoso departamento que tiene Barrales en los EUA. Otro duro golpe mediático que favorece a Amlo, fortalece –solo entre ellos- su lucha contra “los de la mafia del poder y la corrupción”.
Conclusión, de continuar fragmentándose el PRD, de aquí a las elecciones del 2018, podría desaparecer del escenario político electoral, lo cual sería una lástima. Barrales y sus “tribus” están a tiempo de corregir el desorientado rumbo que han llevado y someterse al escrutinio de su militancia, si no quieren que Amlo destruya totalmente “al Sol Azteca”: al PRD.