¿DE QUÉ SE QUEJAN?

POR: HÉCTOR PARRA RODRÍGUEZ

Miércoles 11 de enero de 2017.- El diputado blanquiazul Antonio Zapata, dejó en claro que los transportes “ejecutivos” venidos del extranjero –el sistema de la plataforma- llamado Uber o Cabify, no estarán sujetos a tarifas, a diferencia de los taxis, esos sí se sujetan a las tarifas que establezca la autoridad.

¿Entonces por qué se quejan de la flexibilización de los precios de las gasolinas? Bajo este criterio, las gasolinas estarán sujetas al precio del mercado, igual que las tarifas que cobre el transporte privado; así los potenciales clientes sabrán si contrarían su transporte con un privado o un particular.

Argumenta el diputado Antonio Zapata que los precios por la contraprestación del servicio del transporte “privado” dependen de las partes. Sin embargo, no debe olvidarse que ese servicio prestado por particulares -propietarios de los vehículos- “regenteados” por las empresas, lo prestan bajo el amparo de la autoridad, vamos la autoridad autoriza o niega los permisos.

Y los taxistas, que la mayoría son choferes y no “dueños” de las concesiones, deben sujetarse a las tarifas que establece la misma autoridad –tampoco respetan- que autoriza la flexibilización de los precios a Uber y Cabify; depende entonces del particular a quién decide contrata, si a los controlados o descontrolados en el cobro.

El liberalismo económico se hace presente en estos nuevos rubros empresariales hasta hace poco desconocidos. Ahora no solo son tolerados, también protegidos desde que incursionaron en México de manera ilegal, compitiendo en clara desventaja para los taxistas y concesionarios. Sin embargo es la política económica gubernamental del PRIAN, la liberación del mercado, que las partes se autoregulen, de acuerdo a la oferta y la demanda.

En estos casos es cuando la población debe mostrar solidaridad, unidad y saber a quién deben consumir o contratar. Sobre todo ahora con la incursión de un empresario metido en política, me refiero al caso de los EUA, Donald Trump impulsando el nacionalismo económico para que los norteamericanos inviertan en su país y “veten” productos extranjeros con mayores impuestos. Los “gringos” felices por supuesto.

Es tiempo de que los mexicanos, por primera vez, podamos lograr la unidad en un fin común: la fortaleza ¿Cómo? Vetando productos norteamericanos en su consumo. Por ejemplo, no comprar vehículos Ford, Chevrolet, Chrysler, o productos como PepsiCola, CocaCola, etcétera ¿Podríamos hacerlo? Seguramente no; lo que históricamente nos ha caracterizado es la división –desde los tlaxcaltecas- y esa se ha fortalecido entre los mexicanos ¡Todos contra todos!  Pensarán muchos y no les faltaría razón,  miles se quedarían sin trabajo y eso está prohibido hoy en día, lo que México requiere son mayores fuentes de trabajo ¿Entonces?

No queda de otra mas que seguir con la política neoliberal; libertad para invertir, libertad para emprender, libertad para adquirir, libertad para lucrar, libertad para perder; siempre bajo la premisa: “el pez grande se come al chico”. El diputado Antonio Zapata confirma la regla. Claro, con las excepciones en las que el mismo estado impone restricciones.

Así las cosas, estimados lectores, tengan mucho cuidado cuando les cobren por la contratación de su transporte; al contratar el servicios de particulares, verifiquen el cobro antes de pagar, ya ven que se lo cargan directamente a su tarjeta plástica; y si se trata de taxis, exijan a los choferes que no abusen, que están contraladas las tarifas.

Y así llegamos a la flexibilización en el costo en los precios de las gasolinas ¿Por qué nos quejamos? Es la era de la liberación de los precios: que el mercado se regule solo; acorde con las reglas de la oferta y la demanda. Si los precios son altos, no hay que contratar, así se simple. Y, por lo que ve a la agresiva política económica nacionalista de Trump que busca perjudicarnos a toda costa, la respuesta a ese mercado inhumano es sencilla: dejar de consumir productos gringos.  Así de simples son las reglas dentro del agresivo mercado de la vendimia ¿Lograremos la unidad los mexicanos? Mucho me temo que no; primero están los intereses personales o los de grupo, que decir los de partido, antes que nacionales ¡Así volveremos a perder!

 

 

 

 

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