TRAS LA VERDAD

POR. HÉCTOR PARRA RODRÍGUEZ

Jueves 11 de abril de 2019.- Se burla de todos el Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador. No se inmuta y se hace el “occiso”.  Esta vez tocó a la Guardia Nacional. Mientras en la radio los legisladores federales festejan por medio de promocionales que será un civil quien estará a cargo de la Guardia Nacional, según lo aprobado en las reformas a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, publicadas el pasado 26 de marzo, en el Diario Oficial de la Federación. En el artículo 21 constitucional se consigna la creación de la nueva institución responsable de la seguridad pública, así como la atribución que le compete en esa materia. Fundamentalmente consagra los principios bajo los cuales debe regirse: “Legalidad, objetividad, eficiencia, profesionalismo, honradez y respeto a los derechos humanos reconocidos en esta Constitución”. Otro párrafo dice: “Las instituciones de seguridad pública, incluyendo la Guardia Nacional, serán de carácter civil, disciplinado y profesional”. Dentro del mismo precepto constitucional, último párrafo se puede leer: “Las instituciones de seguridad pública, incluyendo la Guardia Nacional, serán de carácter civil, disciplinado y profesional. A toda la reforma se le da la interpretación, obligación que, dado su naturaleza civil y no militar, el titular de la Guardia Nacional debe ser civil, no militar”. Dice en otro párrafo: “La ley determinará la estructura orgánica y de dirección de la Guardia Nacional, que estará adscrita a la secretaría del ramo de seguridad pública, que formulará la Estrategia Nacional de Seguridad Pública, los respectivos programas, políticas y acciones”.

Aún no hay ley orgánica y la desesperación le gana al Presidente. Este jueves dio a conocer en su homilía, los nombres y a los hombres, también una mujer, que estarán al frente del nuevo organismo encargado de la seguridad pública nacional, por supuesto en materia del fuero federal; constitucionalmente conservan su competencia e incompetencia para combatir la inseguridad que hoy se vive, en los estados y municipios. Los militares serán los responsables, muy a pesar de lo prescrito por la Constitución. Claro que el mismo Presidente y el incompetente en esta materia Alfonzo Durazo Montaño, titular de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (no cumple con su responsabilidad) atajan el problema y el engaño. Los militares, hoy en funciones castrenses, serán militares en retiro una vez que entren en funciones; pedirán permiso para estar “francos”, volverán a ser civiles, sin uniforme militar. “La burla presidencial perfecta”. Tres hombres y una mujer ocuparán el mando superior de la Guardia Nacional; la única que no pertenece a las fuerzas castrenses, es la mujer que se formó en la Policía Federal y trabaja para esa corporación. Con el nombramiento de Comandante de la Guardia: General Luis Rodríguez Bucio; representante de la Sedena: General Xicotencatl de Azolohua Núñez Márquez; representante de la Marina Nacional: General Gabriel García Chávez; y la Doctora Patricia Rosalinda Trujillo Mariel, emanada de la Policía Federal, será la comisaria general. Las fuerzas del Ejército constitucional y legalmente estarán al mando de la corporación civil. Mientras tanto, en la radio los diputados federales afirman y festinan que será un civil el responsable de conducir los destinos de la Guardia Nacional ¡Vaya burla presidencial! ¿A quién engañan o por qué se burlan? Toda una patraña para caer en lo mismo, aquello que prometió y ofreció cambiar López Obrador, mientras estuvo en campaña. Ahora como Presidente de la República, incumple su promesa, pero como nadie más que él es dueño de la verdad, entonces los equivocados son los millones de mexicanos de iletrados que no saben interpretar lo que dice Andrés Manuel, ni las buenas intenciones del primer mandatario, lo dijo en alguna ocasión la Secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero. Todos equivocados, menos él.

Si bien los militares que se harán cargo de la seguridad pública nacional tienen un currículo intachable y altísima preparación militar, ninguno de ellos tiene experiencia ni estudios en materia de seguridad pública, esta es materia civil. Y la Doctora tampoco tiene experiencia en la calle, solo es académica; eso sí, muy preparada académicamente. Si el poder militar no ha podido menguar la fuerza de la delincuencia organizada o no, desde el sexenio de Felipe Calderón, para ser exacto 12 años ¿Por qué ahora sí podrá combatir eficiente y eficazmente a la delincuencia? Pregunta sin respuesta. Y si a ello agregamos que deben cumplir los principios constitucionales de “Legalidad, objetividad, eficiencia, profesionalismo, honradez y respeto a los derechos humanos reconocidos en la Constitución”, sin poder hacer uso de la fuerza extrema para abatir al delincuente que, esa sí está entrenada no solo en el uso de las armas, también en el “arte de las artimañas y las mañas” de hacerse las víctimas cuando son detenidos; bueno, hasta organizaciones de derechos humanos han creado para tal efecto y organizan a pueblos completos para que los defiendan ante la presencia de la fuerza policial. Bien lo saben aquellos que de militares pasarán a civiles a seguir combatiendo a la delincuencia común, nada nuevo. No olvidemos que los militares de las policías de la Marina y el Ejercito, pasarán en automático a la corporación civil; será pues la “misma gata, pero revolcada”. Además, por si lo anterior no fuese poco y evidente, el artículo Quinto Transitorio de la reforma constitucional, autoriza al Presidente de la República, para que, durante todo su sexenio, continúe haciendo uso de la fuerza militar en el combate a la delincuencia, en tanto el personal de la Guardia Nacional, se capacita y adquiere la experiencia en la materia. Esta es una confesión ficta, como dicen los abogados: reconocimiento a la mentira presidencial. El Ejército y la Marina, seguirán al frente en el combate al crimen tanto organizado como desorganizado; será exactamente lo que tanto le criticaron a enrique Peña, con su ley de seguridad, misma que declararon inconstitucional.

Nadie en su sano juicio desea que fracase la nueva corporación militar; perdón, corporación civil, en el combate a la delincuencia. Les deseamos éxito, pero la dura realidad es otra; los hechos nos conducen a otro fracaso. Sin ser “pitoniso”, eso parece, son los indicios. Por lo pronto, el PRD, por medio de la diputada federal y coordinadora de la bancada Verónica Juárez Piña, interpondrán juicio de inconstitucionalidad por la designación de mandos militares al frente de la Guardia Nacional. Veremos cuál será el destino de la impugnación. Organizaciones civiles también se han inconformado por las próximas designaciones; digo próximas porque aún no hay ley orgánica, se ignora cuál será la estructura de mando y subordinación y funciones o atribuciones específicas a desarrollar en la Guardia; nada hay que delimite, demarque o determine esa estructura. Todo parece normal viniendo de López Obrador, acostumbrado a cumplir sus caprichos sin importar si incumple o no con la legalidad que le imponen las leyes; él es el dueño de la verdad, los demás están equivocados. Y la oposición continúa adormilada, atolondrada, atarantada y nada hace; si acaso despotrica y eso es todo. A pesar de una más de tantas violaciones a las leyes a las que nos tiene acostumbrados el Presidente de la República, lo deseable es que, la nueva corporación “civil” ataje la incontrolable violencia que alarmantemente ha crecido en los últimos 4 meses. Curiosamente a partir del inicio del sexenio de la Cuarta Transformación. Durazo Montaño, necesita, requiere, le urge, a gritos pide le quiten el problema que no puede resolver, a pesar de ser hijo de un general (con minúsculas) que no lo era, y que, en tiempos de López Portillo, se hizo cargo de la seguridad pública, tiempos en los que, por medio de la violencia institucionalizada, pretendieron acabar con la delincuencia; desde entonces, Durazo navega en esas aguar turbias.

 

 

 

 

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