COMPÁS DE ESPERA

POR LUZMA RANGEL

Estimados lectores las situaciones que se han presentado en los últimos días, nos dan pie y regresar con esta humilde columna, misma que habíamos dejado en el tintero por varios años.

Bien, pues luego del saludo entramos en materia y el tema de hoy es la tomada de pelo con la dichosa propuesta de rifar el “Avión Presidencial”, que realizo el Presidente de la Republica;  Andrés Manuel López Obrador, que de plano ya raya en los límites de la incongruencia y con ello prueba que las cosas no andan muy bien que digamos en el gobierno federal y ya no hayan que hacer y decir para salir del atolladero en el que se encuentran.

Sin duda las ocurrencias  es un derecho que tienen las personas y pueden  expresarlas. En México  Andrés Manuel López Obrador  las promueve   y fomenta. Ahora bien, la ocurrencia, que es hermana gemela de la improvisación, puede ser de tres tipos: inofensiva, con daños directos o colaterales y serios o, incluso, mortales. ¿De qué depende su gravedad? De quién las dice y cómo las dice. Un ciudadano común y corriente puede decir lo que quiera y no pasará de las burlas. El problema radica cuando vienen de un gobierno que piensa en ellas como genialidades.

La dichosa rifa sería algo así como “La Rifa del Tigre”, porque lejos de beneficiar a ilusos que compraran los boletos, los estaría perjudicando con la dichosa cláusula  de que quien se lo gane, NO podrá venderlo en cualquier precio, tendría que venderlo al precio de avaluó.

Si el gobierno federal que cuenta con todos los medios posibles NO ha logrado venderlo, un particular mucho menos tendrá la opción de hacer la venta.

El ganador no tendría opción de guardarlo, cuanto tendría que pagar por un resguardo, ahora si decide usarlo de donde sacaría para mantener ese lujo.

El pasado viernes las  redes sociales se llenaron de los ingeniosos memes, y como no lo harían si se ponen de  “Pechito”. Hasta aquí una parte.

La otra parte seria de donde un pobre e iluso mexicano podría pagar los impuestos que señala el  artículo 138, refirió IDC,en cuestión de impuestos que se cobran   por los premios de lotería que se calculan al aplicar una tasa del 1% del valor del propio premio.

Siempre que el premio no esté gravado con un impuesto local superior al 6 por ciento, como ocurre en la Ciudad de México, la tasa del impuesto local es del 6 por ciento, por lo que cumple con lo indicado en el numeral mencionado, aplicándole la tasa del 1 por ciento.

Lo anterior significa que el ganador de este hipotético sorteo, apuntó IDC, debería pagar un ISR de 69 millones 832 mil 517 pesos. No obstante, como el certamen sería a nivel federal, una de las opciones es que el gobierno retenga el pago del impuesto a la persona que le otorgue el premio.

Además, el nuevo dueño del avión presidencia tendría que informar sobre la aeronave en su siguiente declaración anual, de lo contrario, la autoridad podría considerar como ingreso acumulable la totalidad del vehículo.

El precio total del avión presidencial fue de 6 mil 983 millones 251 mil 790 de pesos, de acuerdo con lo aprobado en el Presupuesto de Egresos de la Federación 2016.

IDConline destacó por otro lado que el monto de la retención puede variar; ya que para la determinación del impuesto se consideró el costo del ‘José María Morelos’ sin la depreciación correspondiente.

Otra parte importante que los mexicanos interesados en poder ser los flamantes dueños del “Avión Presidencial” no tiene factura por que aún se debe esto  se debe aclarar que aún se debe una parte del costo de la aeronave, por lo que consideró necesario que se explique a la población que el dinero de una posible venta, será usado para pagarle a la arrendadora financiera que es la verdadera propietaria. Todo esto se pude consultar en las notas nacionales, no es invento mío.

Seguramente esto será solo una anécdota para los mexicanos, lo preocupante es que con esto México da nota a medios internacionales y   los gobiernos de otros países no saben cuándo el Presidente está bromeando o no.

Así que el tema del dichosos avioncito, no es más que   un acto del gobierno que  lo que busca es desviar la atención de otros temas de mayor relevancia y preocupación. Así que mexicanos ya no se preocupen donde podrían estacionar su dichoso avión.

 

Lectores el espacio concluye, no  sin antes despedirnos con la promesa de regresar.

Agradecemos el tiempo de su lectura.

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