En el marco del 30 de abril.
“En la actualidad vivimos mucho tiempo conectados a las redes sociales y al mismo tiempo desconectados de forma personal con nuestras familias, amistades e incluso de nosotros mismos. Por esa razón es importante hacer un alto y buscar la manera de aprender a conectarnos a nuestro niño interior, quien puede ayudarnos a dar el lugar que tiene cada cosa en la vida para poder tener un equilibrio entre la tecnología y nuestra persona con la finalidad de recuperar nuestra capacidad de expresar nuestros sentimientos, emociones y disfrutar de la compañía de sus seres queridos”. Así coincidieron jóvenes universitarios; servicio social y voluntariado con el Mtro. Manuel Edmundo Ramos Gutiérrez, director voluntario de la organización internacional Vive México en Querétaro durante el taller “Aprendiendo a conectarme con mi niño interior” que impartió en el marco del Día del niño y de la niña que se conmemora el 30 de abril, en las instalaciones del Parque los Alcanfores Sección Sur.
En el mismo sentido, algunos de los jóvenes participantes, entre los cuales destacan estudiantes de universidades públicas como el Instituto Tecnológico de Querétaro (ITQ), la Universidad Politécnica de Querétaro (UPQ), la Universidad Tecnológica del Estado de Querétaro (UTEQ), la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ), entre otras. Indicaron que una de las dinámicas que más les gusto durante la citada formación, fue el compartir unos con otros las fotografías de cuando eran niños, porque de esa manera pudieron recordar lo positivo de su infancia y al mismo tiempo identificar qué cosas negativas sucedidas en esa etapa no han podido superar y que al hacerlas conscientes podrán irlas trabajando de manera personal para sanar al niño interior y construir una vida libre de tristeza o resentimiento debido a que cuando cada persona se sana así misma, entonces puede ser capaz de brindar herramientas a otras personas para que también puedan superarse de forma integral.
“En esta actividad que vivimos en el marco del Día del Niño y la Niña, nos encantó recordar como éramos de pequeños al mirar y compartir las fotos de nuestra infancia con los demás, volver a jugar los juegos de nuestra infancia, dibujar a nuestros héroes de la niñez o caricaturas favoritas pero sobre todo descubrir que ser feliz depende nuestra actitud hacia la vida. En la niñez éramos felices con cosas tan simples pues todo lo que veíamos en nuestro camino nos servía para jugar, porque dejábamos volar nuestra imaginación, creatividad e incluíamos a todos en los juegos porque nos veíamos como iguales. Por eso, la mejor manera de celebrar el Día del Niño y la Niña, es aprender a conectarnos con nuestro niño interior, ayudarle a sanar si tiene algunas heridas, dejarlo que nos contagie de su alegría para vencer las adversidades de la vida y poder disfrutar de la convivencia con nuestros seres queridos, empezando por el niño que llevamos dentro cada uno de nosotros”. Concluyó la juventud participante en sus reflexiones al finalizar la actividad.