EL DRAGÓN DE MONDRAGÓN

Amigo lector; hace unos días me encontré a varios amigos adultos mayores en diferentes zonas de San Juan del Río y me pareció importante compartir con usted esta experiencia que me sacudió y me lleno de tristeza al tener una muy nutrida platica con ellos… Como todos sabemos cuándo uno llega a la edad adulta y se etiqueta a estos adultos con palabras tan gentiles como: “ADULTOS MAYORES, PERSONAS DE LA TERCERA EDAD, ABUELITOS, GENTE MAYOR Y/O PERSONAS ADULTAS”… En donde gracias a estas palabras tan sutiles, se crea de una manera psicológica un rechazo natural o bloqueo generacional e incluso una exclusión de lo que estas personas nos podrían aportar y abonar con su experiencia en nuestras vidas… ¿No es así, amigo mío?… Y más aun cuando cada día, nos volvemos una sociedad más mecanizada, con avances tecnológicos más sofisticados y por lo tanto menos sensibles al contacto humano… POR LO CUAL LOS HACEMOS A UN LADO DE NUESTRAS VIDAS MAS RÁPIDAMENTE, SIN PENSAR EN LO QUE SIENTEN ELLOS… Hoy por hoy, solo estamos distraídos y ocupados en lo que nos permite tener un mayor ingreso, dejando atrás a estas personas que nos dieron lo más importante: ¡La vida, su tiempo, su atención, su amor y su ternura!… “Aquí empieza el desinterés, el olvido, el abandono, la soledad, manejándolos como si fueran un mueble, un objeto, o una herramienta más de nuestro hogar en nuestras vidas”… Esto puede ser lo de menos amigo mío… ¿No cree Usted?… ¡Porque puede pasar algo peor!… Como ejemplo comento lo siguiente: Si vivimos lejos o retirados de ellos, para ya no preocuparnos por estos ponemos como pretexto la distancia en la que vivimos, no los visitarlos por nuestros múltiples compromisos y también nos atrevemos a mencionar que por la familia que creamos no nos permite ir a visitarlos… Pero; ¿A caso nuestros padres, no son también nuestra familia o pasan a otro término, en el momento que formamos la nuestra?… Buen pretexto para no preocuparnos para apoyarlos económicamente ¿No cree amigo lector?… Apoco usted amigo mío o yo ¿No tenemos una obligación moral con nuestros padres?… Para que preocuparnos: “En fin que ellos ya vivieron, ya disfrutaron, ya hicieron su vida, ya no necesitan nada, ellos viven con muy poco dinero, además ya son adultos, ya están viejos”… ¡Estas palabras fueron expresadas amigo lector, por varios adultos mayores en la plática que sostuve con ellos con lágrimas en los ojos y con la voz cortada!… Pero lo más triste para mí fue ver, que se encontraban todavía buscando una manera de subsistir, trabajando dignamente de empacadores en Soriana o en alguna de las tiendas vendiendo algo para no molestar a sus hijos, volverse independientes, productivos pero sobre todo no ser una carga… Algunos me decían con mucha melancolía, “No he visto a mis hijos desde hace varios días, como ya no les importo, ya no les sirvo, ya no soy tan productivo, no me quieren ver cerca de su familia y además tengo que trabajar para comer”… Pero eso sí; ¡Solo cuando tienen algún problema me buscan, se acuerdan que tienen padre o madre, solo cuando no tienen con quien dejar a sus propios hijos me llaman o cuando necesitan dinero se acercan!… Es duro aceptarlo pero existen hijos ingratos que se olvidan de uno… ¿No crees Carlos?… Estos son algunos de los comentarios que recogí, en donde cabria esta otra pregunta: ¿DÓNDE QUEDO LA OBLIGACIÓN DE LOS HIJOS?… Una gran reflexión tendríamos que hacer todos y cada uno de nosotros, cuando lleguemos a la edad, de los que hoy son llamados adultos mayores… ¿Correremos la misma suerte? o simplemente seguiremos con esa filosofía que comúnmente escuchamos;  ¡Así es la ley de la vida, los hijos crecen y se van!… “NO QUEDA MÁS QUE RESIGNARNOS, AGUANTAR Y ASEGURAR NUESTRA VIDA ADULTA, PARA NO SER UNA CARGA Y/O UN MUEBLE MÁS, EN LA VIDA DE NUESTROS HIJOS”… ¿No cree Usted amigo lector?

 

Por admin

Deja una respuesta