#TRAS LA VERDAD

AMLO GOBIERNA MAL Y SE ENTROMETE EN ATRIBUCIONES DE LOS OTROS PODERES

POR: HÉCTOR PARRA RODRÍGUEZ

La soberbia del poder. AMLO es uno de los peores gobernantes, dejó a las y los mexicanos sin los servicios de salud, se le desbocó la delincuencia, dejó morir a miles de mexicanas y mexicanos por la pandemia, aumentó la pobreza extrema, dejó caer el PIB, etcétera. Es el presidente que más ha gastado en su administración, acabó con todos los ahorros y más.

A los legisladores federales les exige que no le quiten “ni una coma” a sus iniciativas, para que después sean declaradas inconstitucionales por irregularidades; claro, después culpa a las y los ministros de sus propios abusos y torpezas legislativas. Y si la oposición no respalda sus aberraciones, los tildad de conservadores y otra retahíla de barbaridades que ni el mismo las cree. Exige obediencia ciega. Por eso el senador Germán Martínez, ex miembro de la bancada Morenista, terminó distanciado de los abusos del presidente López. Hoy uno de los acérrimos críticos del abusivo intento de tirano.

De las torpezas y violaciones procesales en materia penal que comenten los fiscales, militares, miembros de la Guardia Nacional y marinos, culpa a jueces, magistrados y ministros. Siempre descalificándolos con epítetos, los adjetiviza como corruptos, miembros de la mafia y demás ofensas. Pero ¿Qué sabe AMLO de Derecho Procesal Penal? ¡Nada! Es un neófito en la materia ¡Ah! Pero como “jode”.

Ignora el presidente las técnicas de investigación policial o ministerial, así como de detención, de intervención, desconoce la jurisprudencia, no sabe de las reglas del Código Procesal Penal. Es un neófito. En la tribuna de la presidencia, sin embargo, opina a lo tonto; ensucia con sus declaraciones a todos y no reconoce las deficiencias, faltos de capacidad, conocimientos o carencias jurídicas de los funcionarios de la seguridad pública, militares, marinos y procuración de justicia.

Este viernes volvió a la cargada en contra de personal del Poder Judicial a razón de dos casos en específicos, referentes a la libertad del abogado Juan Collado y del fiscal de Morelos, Uriel Carmona. Para los dos tuvo epítetos. El influyentismo, es su aberrante justificación, razón por la cual salió Collado, el defraudador de la Caja Libertad en Querétaro; y de Uriel dijo que era protegido del Poder Judicial. Así de zopenco el presidente López Obrador. Lo importante es ensuciar, enlodar sin reconocer que él es quien va dejando en su camino el pestilente estiércol.

AMLO quiere en la cárcel a todos sus enemigos. Así de simple. No le importa la justicia; claro no, primero sus apetencias de venganza en contra de sus enemigos.

¿Cuándo López Obrador ordenó la libertad de Ovidio Guzmán cometió ilícito? Además de haber cometido un delito, de inmediato y cobardemente se justificó. Nada que valga la excluyente de responsabilidad. AMLO cometió flagrante delito y lo confesó. Pero, como él es quien equilibra la balanza de la justicia, entonces actuó bien.

Ni metiendo a la Facultad de Derecho al neófito del presidente, entendería (López Obrador) que debe respetar, cumplir y hacer cumplir la legislación vigente.

Sus abusos los justifica con su lapidaria frase: “no me salgan con que la ley es la ley”. Pues sí, la ley es la ley y todas las autoridades deben cumplirla. Así que, si sus lacayos no cumplen con los extremos de las leyes, las autoridades del Poder Judicial, a petición de parte afectada, están para corregir y enmendar los errores, aunque le moleste al autoritario e ignorante justiciero del presidente. Le incomode o no, la ley sí es la ley y se debe cumplir.

En lugar de molestarse porque salió de la cárcel Juan Collado, a quien se le sigue el proceso en libertad; debería incomodarse por los millones de pesos que robaron a los miembros de la cooperativa de la Caja Libertad, para convertirla en financiera; robaron cientos o miles de millones de pesos de los cooperativistas ¿Dónde están esos millones de pesos?

No, a López lo que le incomodó es que Collado haya logrado su libertad, acto judicial que calificó de “influyentismo”. Aberrante posición del “justiciero”. No le preocupa el daño patrimonial ocasionado a miles de ahorradores; claro que no, le incomoda que su enemigo político haya salido de la cárcel. Hace gala de su estupidez al referir que fue abogado de Salinas y Peña Nieto. Esa es su enorme molestia.

En lo referente a la libertad del fiscal Uriel Carmona, por tratarse de enemigo profesional, en su calidad de fiscal, de la fiscal de la CDMX, por ende, de Claudia Sheinbaum, en automático se convirtió en enemigo de AMLO. Por ello le molesta que los 4 procesos penales que le han cargado, los vaya a llevar fuera de la cárcel. El neófito del presidente omite que fue violado el fuero constitucional en agravio del fiscal Carmona y las autoridades del ámbito judicial federal, lo único que hicieron, en ejercicio de sus atribuciones legales, fue reestablecer la violación cometida por las autoridades de la CDMX, la Fiscalía General de la República y la juez que había omitido la violación al fuero constitucional. Ese sí que es un multidelito y lo solapa o lo ignora el maleante de Palacio de Gobierno Nacional.

AMLO golpea y ofende a sus enemigos y a todo aquel que no se pliega a sus caprichos. Eso se llama autoritarismo, propio de un dictador.

AMLO debe entender que vive bajo un régimen democrático que se gobierna con base en el Estado de Derecho, no se gobierna con base en caprichitos y berrinches del presidente en turno; éste también debe subordinarse a la Constitución y todas las leyes que de ella emanan.

Andrés López Obrador es un entrometido que invade funciones del Congreso de la Unión y quiere someter al Poder Judicial, algo que seguramente no podrá hacer en lo que resta de su gobierno; por eso quiere reformar de raíz a este Poder, para acomodarlo y someterlo a su voluntad, a sus aviesos intereses políticos; poco o nada le importa la impartición de justicia con base en la ley.

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