TRAS LA VERDAD

HÉCTOR PARRA RODRÍGUEZ 

 Viernes 28 de agosto de 2020.- Por primera vez el Presidente López Obrador, se atrevió a calificar la conducta típica en que incurrió Enrique Peña Nieto: Traición a la Patria. Pero, dijo en su conferencia, dejará en manos de Alejandro Gertz Manero, Fiscal General y la Suprema Corte de Justicia de la Nación, para que ellos decidan si existió o no ese delito. Nuevamente el Presidente empuja a terceros para que otros sean los que se queden con la responsabilidad. López no se atreve a presentar la denuncia por ese o cualquier otro delito en contra de los expresidentes Salinas, Calderón o Peña. Lo cierto que carece de pruebas para inculparlos, por eso se sume en el mar de la especulación. Así lleva dos años, entreteniendo y manipulando a los mexicanos, su único medio de acusación sin sustento: la difamación y la calumnia. Es y seguirá siendo su estrategia electoral en apoyo a su conflictivo partido político, seguir ensuciando a sus enemigos. 

Veamos qué dice el Código Penal Federal, sobre ese tipo penal, para no caer en las mismas suposiciones con las que suele jugar López Obrador, para embaucar a su fanaticada. Al final usted obtendrá sus propias conclusiones. De acuerdo con el Segundo Libro, Título Primero, Delitos contra la Seguridad de la Nación, Capítulo I, Traición a la Patria, el artículo 123, el castigo por ser traidor a la patria va de cinco a cuarenta años de cárcel y multa hasta de 50 mil pesos, al mexicano que cometa traición a la patria en alguna de las formas siguientes: “I Realice actos contra la independencia, soberanía o integridad de la Nación Mexicana, con la finalidad de someterla a persona, grupo o gobierno. II. Tome parte en actos de hostilidad en contra de la Nación, mediante acciones bélicas a las órdenes de un Estado extranjero o coopere con este en alguna forma que pueda perjudicar a México. Cuando los nacionales sirvan como tropa, se impondrá pena de prisión… III. Forme parte de grupos armados dirigidos o asesorados por extranjeros… IV. Destruya o quite dolosamente que marcan los límites del territorio nacional… Por el mismo estilo se tipifican más conductas hasta llegar a la XV fracción”.

El artículo 124 del mismo Código Penal, en V fracciones configura otras conductas típicas también calificadas de Traición a la Patria. Tales como incumplir con la Constitución al celebrar o ejecutar tratados o pactos con algún Estado donde se forme una alianza que llegue a producir una guerra entre México y otro país; admitir tropas extranjeras en nuestra nación. O bien, de existir una invasión extranjera dar tu voto, asistir a juntas, firmar actas o hacer cualquier otra cosa que ayude a que el enemigo pueda establecer un gobierno dentro de nuestro país. Por último, el artículo 125 determina que también se es Traidor a la Patria todo aquel que incite al pueblo para que reconozca a un gobierno extranjero en nuestro país o para que acepte una invasión o protectorado extranjero. Hasta aquí lo relativo al delito que pretende se constituya el mismísimo Presidente de la República.

Cualquier persona, en su sano juicio, con un razonamiento medio, sin conocimientos en materia de Derecho, puede deducir la inexistencia de cualquiera de tales conductas delictivas que pretende se configuren el Presidente de la República (para engañar) e imputar a los tres expresidentes; sobre todo a Peña, a quien en su conferencia de este día relaciona directamente con el acto de corrupción de Odebrecht, con base en lo dicho por su “aliado y protegido” de su gobierno, el denunciante: Emilio Lozoya. A quien, por cierto, lo desmintió otro delincuente, Cesar Duarte, exgobernador de Veracruz, afirmó que él jamás regaló un vehículo de lujo a Peña Nieto, como lo firmó en su denuncia Emilio Lozoya, quien pide clemencia a López, para ser “indultado”. Solo haciendo eco a la misma expresión dada por el propio López Obrador: “Entonces, no hay que torcer la ley para aplicarla a conveniencia…”, solo así se puede llegar a una torcida, ilógica y demencial conclusión, como lo hace Andrés Manuel, en su caso resultaría evidentemente improcedente. Aunque López eche porras a la Fiscalía y a Ministros para que sean obsequiosas con su retorcida manera de interpretar la ley a su conveniencia. Sin duda alguna, se trata de “politiquería corriente”, a la que está acostumbrado desde siempre Andrés Manuel López.

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