TRAS LA VERDAD

POR: HÉCTOR PARRA RODRÍGUEZ

Febrero de 2018.- El diputado local, Jesús Llamas Contreras, por fin aclara y declara que han pedido en varias ocasiones el cambio de Juan José Ruiz Rodríguez, dirigente del CDE del PRI, debido a la falta de conocimiento de JJ en materia política. Pero Enrique Ochoa Reza, ha hecho caso omiso a las peticiones desde que fuera ungido como dirigente. Y es que, dijo Llamas, JJ tiene el control del Consejo Político, siendo éste el órgano de decisión el que pudiera removerlo y nombrar otro en su lugar. También se infiere y difiere según su dicho: no pierden la esperanza y están a la espera de la posibilidad de que se dé el cambio.

Seguramente los priistas están bien enterados que varios de los candidatos y candidatas, además de que no saben nada del PRI, ni idea de cómo hacer una campaña, mucho menos cuentan con una estructura electoral que les ayude; así que, “sonrientes” andan en busca de todo esos candidatos y candidatas. Entretanto, JJ no ha logrado ni ha querido cerrar filas en torno al mismo PRI, mucho menos en apoyo de los que pronto deberán andar en campaña según haya sido el “obsequio”, distrito electoral uninominal o municipio. Muchas ilusiones se hicieron la mayoría de los priistas con el cambio de representantes ante el órgano electoral, cuya tajante orden por escrito llegó desde México, con la rúbrica de Ochoa Reza; sin embargo, hasta allí ha llegado el movimiento. Ya se especula que los nuevos representantes ante el IEEQ podrían no designar a JJ como aspirante a diputado plurinominal ni a sus “compinches”, puesto que le quitaron de un “plumazo” la atribución de elabora las listas de plurinominales, así entonces se quedaría fuera de la jugada; más se ignora cuál será el alcance de atribuciones políticas –que no legales- de estos dos representantes del PRI ante el Consejo General ¿La debacle político-electoral en puerta? Podría no suceder, sin embargo, no hay movimientos, pero aún es tiempo de cambios.

Es más, mucho hemos especulado los columnistas sobre la urgente y necesaria salida del mismo Enrique Ochoa Reza de la dirigencia nacional, sobre todo ahora que José Antonio Mead Kuribreña, quien ya fue ungido como candidato oficial de la alianza partidista. Se decía que el cambio ya estaba autorizado, solo faltaba formalizarlo. Pero nada hasta ahora. El hoy candidato Meade, en entrevista se ha referido bien al trabajo del dirigente nacional, dijo que ha hecho una buena labor, lo que hace suponer su continuidad en el cargo ¿Cómo? ¡Sí!

Sabemos que el candidato tampoco tiene el control del PRI, por lo tanto, a él no le correspondería la remoción, mucho menos la designación del sustituto, esa “meta atribución” la hace aun el Presidente de la República. Lo cierto que en varios estados de la república mexicana Enrique Ochoa y sus delegados no han hecho un buen trabajo; han causado heridas por mala operación política, malas designaciones de muchos candidatos, heridas que no sanan y no hay quien procure su cura, lesiones que aun causan dolor y molestia. Esa labor política nadie la está realizando, de ahí el pésimo trabajo en Querétaro de JJ que poco le ha interesado unir para sumar a los priistas y sin una “autoridad moral y política” que lo sustituya, las cosas no se ven nada bien para los priistas ¿Quién se acuerda de los ex priistas que van por otro partido o se fueron por la vía independiente? Parece que a nadie le interesó. Por eso la interrogante ¿Quién podrá salvar a los priistas de la inminente y estrepitosa derrota ante tanta torpeza del dirigente estatal? Mientras el statu quo continúe, precisamente las cosas seguirán igual. Y si no, pregunten al diputado Jesús Llamas Contreras, quien ha vuelto a “poner el dedo sobre la llaga” ¡Necesitan un cambio de dirigente! Así lo expresó el “viejo” dirigente obrero ¿Será cierto?

 

 

 

 

 

 

 

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