Buscan fortalecer apoyo espiritual a víctimas que han sufrido violaciones a sus derechos humanos.

“La Fraternidad de la Iglesia de la Comunidad Metropolitana (ICM) somos conocidas en el mundo como una opción para el crecimiento espiritual que promueve y defiende los derechos humanos. Por eso, escuchamos, acompañamos y apoyamos espiritualmente a víctimas de cualquier injusticia, violencia y discriminación”. Así lo manifestó la Obispa Moderadora Mundial Rachelle Brown al encabezar el Retiro Nacional de Fraternidad de Iglesias Incluyentes ICM, en su primera visita a México y donde se abordó el tema de “Espiritualidad de Victimas y Ministerios a Favor de los Derechos Humanos” en las instalaciones de la Casa de Retiros Xitla en la Ciudad de México.

En el evento participaron integrantes de la ICM con sede en Chihuahua, Nuevo León, Veracruz, Jalisco, Querétaro, Puebla, Ciudad de México, entre otros. Así mismo estuvieron presentes el Padre Dominico Carlos Mendoza Álvarez e  invitados especiales activistas, defensores de derechos humanos y de la diversidad sexual.

Dentro de los testimoniales sobre espiritualidad y derechos humanos que se compartieron durante las actividades, destacaron las de los jóvenes quienes lamentaron que en otras iglesias se les excluya a causa de su preferencia u orientación sexual, generándoles sentimientos de culpa que muchas veces los lleva a intentar suicidarse al sentirse solos e incomprendidos.

“En la iglesia cristiana a la que yo acudía me decían muchas cosas negativas sobre mi preferencia sexual, decían que mi sentimiento hacia un hombre no era correcto, pero mi corazón me decía otra cosa y como en mi corazón habita Dios, decidí hacerle caso a él. Por eso, me integré a ICM porque aquí puedo ser como soy, puedo amar sin ataduras porque aprendí que Dios me ama en libertad, me ama y quiere que sea feliz”. Así lo compartió emocionado y con lágrimas en los ojos uno de los jóvenes de la Fraternidad de la citadas iglesias incluyentes.

Finalmente, las y los participantes recordaron que ICM tiene las puertas abiertas para todas las personas que quieran ejercer una espiritualidad incluyente, sin importar su credo, género, preferencia sexual o cualquier otra diferencia.

“Nosotros practicamos una espiritualidad que construye puentes de ayuda mutua y apoyándose en la resiliencia, porque esta nos enseña a renacer y recuperarnos de forma integral, no solo a resistir las adversidades espirituales y de la vida en general. En ese sentido, descubrimos que Dios se manifiesta más, cuando a travesamos situaciones que nos ponen en vulnerabilidad. Porque somos una comunidad transformadora y sanadora en un mundo roto”. Así concluyeron en sus reflexiones finales algunos de los participantes de Querétaro cuando el evento llegó a su fin.

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